sábado, 22 de septiembre de 2018

El Brujo.


Desde Escalada
hasta Monte Grande
hay seis estaciones
dijo la Lorena
y el tren arribó.

Colgamos las bicis,
cual reces en ganchos.
Una de carrera,
tenía Lorena.
Yo, una bicicross.

Estación Temperley.
Por arte de magia,
se abren las puertas.
¡Destino Ezeiza!
El guarda anunció.

¡Despertate nene!
Sacude mi hombro,
con ojos saltones,
la miro absorto.
¡Monte Grande! gritó.

Cruzamos la plaza,
un hongo de agua.
Fuimos muy rápido.
Yo llegué a casa,
pero Lore, no...

La esperé un rato,
miré las esquinas:
¡Ahí, apareció!
De pronto la bici,
la Lore arrimó.

Estaba muy ida,
su cara, pálida,
sus piernas temblaban.
La tomé del brazo
¿Qué diablos pasó?

Un hombre me frenó,
y yo al ver su rostro,
¡Dos huecos sin ojos!
Lancé un aullido
 y grité de terror.


Cual truco de magia,
de un brujo ya ciego,
me mostró un frasco,
dos ojos flotaban,
en agua y formol.