Ojos de río Maldonado.

El joven solidario
Santiago Maldonado
luchó por ideales,
de convicciones fuertes,
ha desaparecido
por manos de gendarmes.
Y el gobierno encubrió.

El hermano fraterno
del joven solidario
movió mares y ríos
hasta que apareció.
Su cuerpo ya maltrecho,
su espíritu muy vivo
en los ojos del río,
acaricia su barba
que un sauce aguantó.

Carrió la muy siniestra
los medios muy ortivas
dijeron cualquier cosa.
La gente muy idiota
señala a los mapuches,
no quieren ver su mierda
en su propio interior.

Por suerte está Sergio
hace oídos sordos
resiste el embate
para cobrar más fuerza,
con madres y abuelas
y sacudir el río
de lucha y justicia.

¡Golpean el sistema!
miles de camaradas
avivan en las calles
banderas y carteles:
Santiago ¿Qué te pasó?

A vos querido Sergio
escribo un poema,
versos heptasílabos.
Si vive la memoria
y nunca hay olvido
gritemos entre todos:
¡Santiago no murió!

Piedra en el zapato.

A mi novio, a mi novio,
no lo quiero escuchar
cuando habla de su madre
del deber y la lealtad.

A mi novio, a mi novio,
le gusta controlar.
Él me revisa el celu,
cuando me voy a bañar.

Ay mi novio, ay mi novio,
hoy me hizo enojar,
cuando está con sus amigos
no me quiere abrazar.

A mi novio, a mi novio,
le molesta de verdad,
si no usa profilactico,
yo con él, no voy a estar.

A mi novio, a mi novio,
ya no lo aguanto más,
cuando estoy con mis amiges,
no me para de llamar.

A mi novio, a mi novio,
ya lo tengo que dejar,
hoy se puso muy violento,
yo con él no quiero estar.

A mi ex novio, a mi ex novio,
no deseo verlo más.
¡Ay que piedra en el zapato,
que yo me pude sacar!

Ni dios, Ni patrón, Ni marido.

Don Federico mató a su mujer,
la hizo picadillo,
por considerarla infiel.

Los vecinos alarmados,
se juntaron a chusmear:
¡Rosa engañó a su marido
y él la tuvo que matar!

Yo los crucé en una esquina
y me puse a gritar:
¡Malditos energúmenos!
¿Cuándo diablos entenderán?
Donde hay amor,
nunca habrá amo,
ni tampoco propiedad.

¡Viva la anarquía!

En colaboración con Cielo

Pepito el del barrio

me escribió un papel.

A ver si quería

casarme con él.

Y yo le contesto

con otro papel,

que lo que quería

no podía ser.

Yo soy anarquista

de carne y de piel.

Amor libre, debería ser...

Un día mi madre

lo llegó a saber.

Me agarró tres pelos,

tres cintos me dio.

¡Maldita anarquista

quién te parió!

¡La pluma de Bayer

me hizo nacer!

¡El alma de Scarfó

me hizo crecer!